HUÉSPED
Un huésped comprometido es aquel cuya resistencia
a la infección está deteriorada a causa de una enfermedad, una terapia o una
quemadura. Dos condiciones pueden comprometer al huésped y son:
- La ruptura de la piel.
- La supresión del sistema inmunitario.
La piel y las mucosas intactas representan barreras
físicas que son muy buenas contra la mayoría de los patógenos. Por ejemplo las
quemaduras, las heridas quirúrgicas, traumatismos, inyecciones etc pueden
romper la primera línea de defensa y así aumentar la susceptibilidad de una
persona a las enfermedades hospitalarias. Especialmente los pacientes quemados
son muy susceptibles a las infecciones nosocomiales ya que su piel no es una
barrera efectiva contra los microorganismos.
El riesgo
de infección también se relaciona con otros procedimientos invasivos. Habitualmente
los pacientes que requieren unos procedimientos invasivos suele ser porque
tienen una enfermedad subyacente bastante grave, lo que aumenta por tanto la
susceptibilidad a las infecciones. Los dispositivos invasivos proporcionan una
vía para que los microorganismos del ambiente ingresen en el cuerpo, además,
contribuyen a transferir microbios de una parte del cuerpo a otra. Los
patógenos también pueden proliferar en los dispositivos.
En las personas sanas los glóbulos blancos que son
llamados linfocitos T proporcionan resistencia a la enfermedad al destruir
directamente los patógenos, movilizar los fagocitos y otros linfocitos y
secretar unos compuestos químicos que destruyen a los gérmenes. Los glóbulos
blancos que llamamos linfocitos B, que se desarrollan hasta que se convierten
en células productoras de anticuerpos, también protegen contra la infección.
Los anticuerpos dan inmunidad al neutralizar las toxinas, inhibir la fijación
de un patógeno a las células huésped y contribuir a la rotura de los patógenos.
Por lo tanto traumatismos, quemaduras,
radioterapia y diferentes tratamientos disminuyen la acción de los linfocitos T
y B y por lo tanto comprometen la salud del huésped.
CADENA
Debido a la gran variedad de patógenos presentes en el hospital y al estado
debilitado del huésped las vías de transmisión constituyen una preocupación
constante. Las principales vías de transmisión de las infecciones nosocomiales
son:
- La transmisión por contanto directo del personal del hospital a un paciente y entre pacientes.
- La transmisión por contacto indirecto a través del sistema de ventilación del hospital, es decir, transmisión por aire.
Por ejemplo elementos cómo la sonda urinaria (drenan orina desde la vejiga),
catéteres intravenosos (atraviesan la piel e ingresan en una vena para
proporcionar líquidos, nutrientes o medicamentos) pueden provocar o transmitir
una infección nosocomial.
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