Como ya hemos dicho, tras la intervención quirúrgica, la atención se centra en el cuidado de la herida y el mantenimiento de la extremidad residual y si, a pesar de esto, se instaura una infección en el lugar de la herida habrá que tomar una serie de medidas.
En esta entrada nos centraremos tanto en el punto de vista del paciente y como en el del profesional de salud.
Si usted es el paciente sepa que:
Ante todo, si sospecha que ha contraído una infección, ¡póngase en contacto con su médico inmediatamente! Actúe con rapidez antes de que una pequeña irritación se convierta en un problema grave.
La mejor forma de tratar una infección es prevenirla, así que a continuación le ofrecemos algunas directrices para el cuidado de la herida
- Lave la herida con jabón suave y agua. A continuación enjuáguela y séquela con pequeños toques. Haga esto al menos una vez al día; y más a menudo si transpira o si está tratando una infección.
- Lave cualquier cosa que entre en contacto con su piel.
- Utilice lociones que no contengan alcohol porque resecan y agrietan la piel, aumentando así el riesgo de infección.
- No utilice demasiada crema hidratante, sólo la necesaria para prevenir la sequedad de la piel.
- Mantenga siempre la prótesis en buenas condiciones y asegúrese de que la alineación y el encaje sean correctos. Un ajuste adecuado reducirá las zonas de presión y el dolor.
- Siga una dieta equilibrada y beba mucha agua para conservar una piel sana y tersa.
- Si es diabético, mantenga los niveles de glucosa normales.
Si las infecciones bacterianas no se tratan, pueden causar graves problemas. Si presenta alguno de estos síntomas notifíqueselo a su médico; están ordenados según su gravedad:
- La zona alrededor de la herida está caliente
- La zona se enrojece e inflama
- Pus o fluido blanquecino/amarillento
- Repentino aumento del dolor
- Dolor intenso
Los siguientes síntomas requieren de atención urgente para evitar que la infección se extienda al resto del cuerpo y ponga en peligro su vida:
- La circulación se lentifica; la extremidad se enfría
- La herida huele mal
- Glándulas inflamadas en la ingle o axilas
- La herida supura pus de color café/grisáceo y espeso
- La piel alrededor de la herida se oscurece y se gangrena
Si nos encontramos en el lugar de un personal de salud:
Una vez diagnostica la infección o si existe una alta sospecha clínica, se debe instaurar tratamiento, a la par que, si procede, realizar técnicas complementarias de diagnóstico, como cultivos, hemocultivos o pruebas de imagen.
Los principios generales de tratamiento de IHQ (infección de herida quirúrgica) permanecen prácticamente inalterados desde principios de siglo cuando fueron descritos por Kirschner en 1920.
Los 3 pilares fundamentales del tratamiento son la instauración de un tratamiento antibiótico adecuado, el drenaje quirúrgico y el soporte metabólico y hemodinámico del paciente, que evite la aparición de una segunda complicación.
Tratamiento antibiótico: hasta disponer de antibiograma específico, ante la sospecha fundada de IHQ, debe instaurarse tratamiento antibiótico empírico de amplio espectro, considerando la naturaleza de los gérmenes que contaminan con más frecuencia la herida quirúrgica, según su localización.
Tratamiento quirúrgico: se debe proceder a la extracción del foco séptico mediante drenaje, que puede ser directo al exterior o a través de cavidades naturales. Se debe realizar un desbridamiento amplio de los tejidos, extrayendo los tejidos desvitalizados y demás detritus, destrucción de posibles puentes de fibrina que puedan formar compartimentos con colecciones purulentas, lavado con abundante agua oxigenada y suero, lo que tiene efecto dual (mecánico de arrastre y químico con el aporte de oxígeno que disminuye la proliferación de anaerobios).
Por último, se debe dejar la herida abierta para que continúe drenando y evitar los primeros días su cierre, que se producirá por segunda intención.
El árbol de decisión de la siguiente imagen nos define las necesidades del tratamiento antibiótico en función de los signos clínicos de infección local, la repercusión sistémica, el contexto epidemiológico y el estado inmunitario del paciente.
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