domingo, 3 de noviembre de 2013

Virus de la gripe; introducción

Seguramente es de vuestro interés saber que el 5% de las infecciones nosocomiales son de etiología viral (hepatitis, herpesvirus o virus de la gripe).
La diseminación en el ámbito hospitalario es más frecuente en niños, pero puede afectar a pacientes de cualquier edad, en especial inmunodeprimidos y con patología respiratoria, renal o cardíaca de base. Estas infecciones se asocian a una prolongación de la estancia hospitaylaria y a una considerable morbimortalidad. Las nuevas técnicas de diagnóstico microbiológico permiten una detección rápida de este tipo de infecciones, incluso en centros hospitalarios con menos recursos, lo que permite la instauración y la evaluación de las medidas específicas de control. 
En el caso de la gripe, de la que hoy introduciremos algo, la vacunación del personal sanitario es una importante medidad de prevención de la infección nosocomial.

 Virus de la gripe
La gripe puede considerarse como la enfermedad prevenible mediante vacunación más frecuente del mundo. En cada temporada gripal se afecta entre el 5 y el 15% la población. La población principalmente afectada son los mayores de 65 años y la población de cualquier edad con factores de riesgo asociados. 
Uno de los obejtivos de la OMS para el año 2015 es alcanzar una cobertura vacunal frente a la gripe del 75% en los mayores de 65 años. 

El número de complicaciones clínicas, ingresos hospitalarios y fallecimientos a consecuencia de la gripe depende en gran medida del tipo y subtipo de virus que circule entre la población y de su similitud con las cepas incluidas en la vacuna del año correspondiente. En general, se producen anualmente en el mundo entre 3 y 5 millones de casos graves que requieren ingreso hospitalario, el 25% sin factores de riesgo y el 70% en sujetos no vacunados.

Durante los períodos epidémicos se produce un incremento importante de ingresos hospitalarios de pacientes infectados por el virus de la gripe, traduciéndose en un mayor riesgo de transmisión nosocomial gracias a su corto período de incubación, eliminación prolongada en pacientes con enfermedades de bases graves y facilidad de diseminación respiratoria. Adicionalmente, muchos de estos casos de hospitalización son considerados como exacerbaciones de la enfermedad de base y no se diagnostica la infección por el virus de la gripe, constituyendo una importante fuente de transmisión nosocomial. En este contexto, la infección nosocomial por gripe también puede adquirirse y diseminarse a partir de las visitas a los pacientes y en especial del personal sanitario que, al estar expuesto tanto a nivel comunitario como hospitalario a un mayor riesgo de infección, constituye una importante fuente de infección para sus pacientes.

Breve explicación
La duración media de los brotes suele ser de 2-60 días, con un índice de afectación del 5 al 50% de los pacientes de la sala y del 11 al 50% del personal sanitario.
Los pacientes hospitalizados más vulnerables son los ancianos, los inmunodeprimidos, los pacientes críticos y los niños, en los cuales la gripe puede ser más prolongada, grave y mortal. Por lo tanto, la transmisión nosocomial de la gripe puede acarrear mayor morbimortalidad en unidades como geriatría, oncología, hermatología, trasplante, cuidados intensivos, pediatría y urgencias, entre otras.

El período de incubación de la gripe es habitualmente de 1 a 4 días. Los adultos son probablemente infecciosos unas 24-48 h antes de desarrollar síntomas y hasta 4-5 días después de iniciados. Los niños pequeños son probablemente contagiosos por un período más prolongado (7 días o más). El período de transmisibilidad se puede alargar todavía más en el caso de pacientes inmunodeprimidos o con enfermedad de base a cualquier edad

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